lunes, 28 de octubre de 2013

Abuelo fuego….


-Mi experiencia es que el peyote te da consciencia, es una planta de luz a diferencia de los hongos o de otras plantas alucinógenas . Da luz a tu parte oscura , la parte que tú no conoces . Es como si te sacaran un espejo y te diesen rayos X hacia dentro . Como si tus cinco sentidos los magnificaras. Tienes una percepción del olfato , de la vista, del tacto… como muy sensible, y tal sensibilidad te hacer recapacitar antes muchas cosas y acciones con los demás , ante decisiones que has tomado, ante cómo te trataste a ti mismo , cómo trataste a los demás . Es una planta de consciencia . Yo creo que aún alguien que se come treinta plantas de peyote no desvaría; al contrario, yo creo que llegas a un grado de lucidez que nunca podrías ni imaginar.
-¿Tú sentiste eso alguna vez?
- Si, algunas veces . Lo más que he comido son siete plantitas y de verdad ha sido como una expansión increíble , verdaderamente mágica. Dicen que la planta es una droga, pero yo pienso que si todos la comiéramos viviríamos en otro mundo mejor.
Elisabeth ya ha abandonado toda prevención contra mí y creo llegado el momento de confianza suficiente para plantearle la pregunta .
-¿ Me gustaría ir al desierto a cazar peyote , ¿puedes ayudarme? ¿Sabes de alguien que pueda llevarme?


Pedro Páramo ya no vive aquí 
Paco Nadal 
Rba
Foto: Akika Takizawa




lunes, 21 de octubre de 2013

En un día en que me pesa....


Mi deseo es huir. Huir de lo que conozco , huir de lo que es mío, huir de lo que amo . Deseo partir - no para las Indias imposibles , o para las grandes islas del sur de todo, sino para el sitio cualquiera- aldea o yermo- que tenga en sí el no ser este sitio. Quiero no ver ya estos rostros, estas costumbres y estos días . Quiero reposar, ajeno , de mi fingimiento orgánico. Quiero sentir al sueño llegar como vida, y no como reposo. Una cabaña a la orilla del mar , una caverna, incluso, en la falda rugosa de una sierra, puede darme esto. Desgraciadamente, sólo mi voluntad no puede dármelo.
La esclavitud es la ley de la vida, y no hay otra ley , porque ésta tiene que cumplirse , sin insurrección posible ni refugio que encontrar. Unos nacen esclavos , otros se vuelven esclavos, y a otros les es dada la esclavitud. El amor cobarde que todos tenemos a la libertad - que, si la tuviéramos, la extrañaríamos, por nueva, y la repudiaríamos- es la verdadera señal del peso de nuestra esclavitud . Yo mismo , que acabo de decir que desearía la cabaña o la caverna donde estuviese libre de la monotonía de todo, que es la de mí, ¿osaría yo partir para esa cabaña o caverna, sabiendo , por conocimiento , que , puesto que la monotonía es de mí , la habría de tener siempre conmigo? Yo mismo, que me ahogo donde estoy y porque estoy  ¿dónde respiraría mejor  si la enfermedad es de mis pulmones y no de los aires que me rodean? Yo mismo , que anhelo alto el sol puro y los campos libres , el mar visible y el horizonte entero, ¿quién me asegura que no extrañaría la cama , o la comida, o no tener que bajar los ocho tramos de la escalera hasta la calle, o no entrar en la tabaquería de la esquina , o no darle los buenos días al barbero ocioso?
Todo lo que nos rodea se vuelve parte de nosotros , se nos infiltra en la sensación de la carne y de la vida, y , baba de la gran Araña, nos liga sutilmente a lo que nos rodea , enredándonos en un lecho suave de muerte lenta, donde oscilamos al viento. Todo es nosotros, y nosotros somos todo, ¿pero de qué sirve esto , si no es nada? Un rayo de sol, una nube cuya sombra súbita dice que pasa, una brisa que se levanta, el silencio que llega cuando cesa, un rostro u otro, algunas voces , la risa casual entre ellas , que hablan , y después la noche en que emergen sin sentido los jeroglificos rotos de las estrellas.



Libro del desasosiego
Fernando Pessoa 
Seix Barral
Foto : Benjamin Goss




martes, 15 de octubre de 2013

Te quiero


Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es auriola,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que d



jueves, 3 de octubre de 2013

Molde vacío

Ló único que intento decirte es que hay que tener cuidado a la hora de rechazar de forma visceral la violencia y la degradación, también en el caso de las mujeres . Rechazar  cualquier cosa de forma visceral es un error absoluto , eso es lo que estoy diciendo. Pero sobre todo en el caso de las mujeres , donde todo se limita a ese rollo tan condicionado y condescendiente de decir que son cosas frágiles y quebradizas y que pueden ser destruídas con facilidad. Es como si tuviéramos que envolverlas en algodones para protegerlas más que el resto de la gente. Eso me parece visceral y condescendiente. Estoy hablando de dignidad y de respeto, no de tratarlas como si fueran muñequitas de porcelana o algo así. Todo el mundo se siente a veces herido , vulnerado y roto. ¿Qué tienen de especial las mujeres?


Entrevistas breves con hombre repulsivos
David Foster Wallace 
De bolsillo 
Foto; Alesandro Casanova