A veces , sin que lo espere o deba esperarlo , la sofocación de lo
vulgar se me agarra a la garganta y siento la náusea física de la voz y
del gesto de lo llamado semejante. La náusea física directa , sentida
directamente en el estómago y en la cabeza, maravilla estúpida de la
sensibilidad despierta... Cada individuo que me habla, cada cara cuyos
ojos me miran, me afectan como un insulto o como una porquería. Reboso
horror de todo. Me atonto de sentir sentirlos .
Y sucede, casi siempre, en esos momentos de desolación estomacal, que hay
un hombre , una mujer , hasta un niño , que se yergue ante mi como un
representante real de la trivialidad que me acongoja. No representante
debido a una emoción mía, subjetiva y pensada, sino debido a una verdad
objetiva, realmente conforme por fuera con lo que siento por dentro que
surge por magia simpática y me trae el ejemplo para la regla que pienso
Libro del desasosiego
Fernando Pessoa
Seix Barral
Foto :Andrea Modica
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