Y con todo ello, los envidiaba . Sentía cada vez más celos , a medida que se iba pareciendo más a ellos . Codiciaba lo único que a él le faltaba y que los hombre tenían: la importancia que lograban dar a su existencia, la pasión de sus alegrías y temores, la dulzura inquietante y su constante capacidad de amar. Vivían enamorados de sí mismos , de sus mujeres , de sus hijos , de su honor , o de su dinero; esos seres siempre se hallaban llenos de planes y esperanzas.
Siddharta
Herman Hesse
Publimexi
Foto: Eve Arnold
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