martes, 21 de diciembre de 2010

El arraigo



En esa época papá se había sumido en la construcción de la habitación más grande que hubiera concebido nunca. Cuando hablaba del tema se ponía tan nervioso que le temblaba continuamente un ojo mientras su cuerpo permanecía rígido. Siempre me dió la impresión, oscuro, callado , de estar hecho de madera muy dura, salvo cuando exponía sus ideas, entonces la voz le salía como si por dentro estuviera hueco, grave y muy baja, a veces ,casi imperceptible y cuando se entusiasmaba, las palabras escapaban de a varias juntas y se convertían en una orquesta de rumores, era un bosque en un día de brisas suaves .
En las habitaciones que proyecta no habrá ventanas cuadradas ni rectangulares sino que cada una descubrirá una nueva forma, hendiduras hacia el espacio sin cerraduras ni postigos , permanecerán abiertas a todos los aires que para que los vientos canten. No desea aberturas redondas porque le recuerdan los barcos y a mi padre no le gustan los barcos porque nunca echarán raíces. Una habitación con ojo de buey empuja al deambular permanente y él piensa, hay que estar con las uñas aferrado al lugar en el que uno aterrizó, solo así puede entenederse algo, no cree en los peregrinos. Mi madre lo mira con la boca entreabierta absorviendo cada una de sus palabras e inclina la cabeza y repite con él algunos finales de la frase, no sé si su entrega es tal que intuye sus pensamientos o ya lo ha oído tantas veces que aquello es para ella un rito ineludible .




No cambies nada de lugar
Dina Diaz
Ediciones Letra Dura
Ilustracíón:Jacek Yerka

3 comentarios:

  1. Qué texto más curioso!sencillo pero bonito.

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  2. Me lo trajo Arquero de Montevideo, un bonito regalo firmado por su autora ... Yo ya tengo las uñas clavadas en mañilandia ;)

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  3. El texto es una intriga, te deja con ganas de leer.

    Refu que pases unos días felices.

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