Si, por otra parte ,podemos escuchar las opiniones de los demás, ponerlas
en suspenso sin juzgarlas y considerar ,en tal caso, que tienen tanto
fundamento como las nuestras, estaremos promoviendo la existencia de "una
sola mente" puesto que, en ese momento,nuestas diferencias serán
secundarias y todas las opiniones y todas las creencias tendrán el mismo
contenido. En cierto sentido podríamos decir ,entonces, que sólo
tenemos un cuerpo y una mente, en cuyo caso los individuos no se sienten
abrumados ni experimentan ningún tipo de conflicto por el hecho de no
estar de acuerdo. Porque, cuando no existe ninguna presión al respecto,
el hecho de coincidir o discernir carece de importancia.
Lo
importante es llegar a establecer un tipo de vínculo distinto,al que
suele denominarse comunidad impersonal y que no requiere que nos
conozcamos. En Inglaterra, por ejemplo, la multitud que va al fútbol
prefieren no sentarse si no permanecer de pie unos junto a otros. Poca
gente se conoce en medio de esa muchedumbre pero ese tipo de
contacto les proporciona algo de lo que carecen en su vida cotidiana.
Del mismo modo, en época de guerra la gente experimenta un tipo de
cámaradería muy diferente del que se establece en tiempo de paz.. Esa
conexión tan estrecha, esa camaradería, es la participación mutua. Y
, en mi opinión, nuestra sociedad , que glorifica al
individuo independiente, carece de ese tipo de vínculos. Los comunistas trataron de establecer
algo parecido, pero fracasaron estrepitosamente y han terminado
adoptando nuestro mismo sistema de valores. Pero lo cierto es que la gente no
es feliz y que incluso aquellos que logran alcanzar el "triunfo" se
sienten aislados y sienten que hay dimensiones a las que no pueden
acceder
David Bohm
Sobre el dialogo
Editorial Kairós
foto: Chris Buck
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