miércoles, 12 de noviembre de 2014

Las lágrimas de Shiva

 En un sistema de estas características, un bosque arrasado y vendido en forma de troncos, madera cortada , carbón, muebles y productos similares sólo figura en la columna del haber del libro de contabilidad. En cambio, la destrucción del capital natural que representa ese bosque y los"servicios" que éste presta, como su capacidad para absorver anhídrido carbónico, estabilizar el suelo y dar cobijo a la diversidad de especies, no aparecen en niguna parte.
El aire, el agua y el suelo se consideran bienes gratuitos o casi gratuitos; no se reconoce ni se calcula su valor en función de su escasez. La disminución de las reservas de peces, de la capa superficial del suelo, de los minerales, de la capa de ozono, de las especies animales y vegetales, de las plantas poco comunes, etcétera, se considera un ingreso o se compensa con subvenciones para que estos mismos productores sigan provocando su disminución ( como la industria agropecuaria y las empresas de recursos naturales ).
Para que el liberalismo alcance el éxito a largo plazo , esta actitud es suicida. La economía está contenida en un mundo físico y finito , y no al contrario. La realidad de la biosfera es algo dado; sus recursos no se pueden ampliar; su capacidad de absorción no se puede aumentar merced a la intervención humana; una vez dañada, no vuelve a las "condiciones iniciales", o sólo lo hará como expresó Keynes , "a largo plazo, cuando todos estemos muertos"




Informe Lugano
Susan George
Icaria Editorial
Foto : Donald McCullin



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