Porque no puede durar . No hay lugar para él en el mundo, ni siquiera para Utah. Lo hemos eliminado. Nos ha tomado largo tiempo , pero el hombre es ilimitado en invenciones , y nos hemos librado del amor como hos hemos librado de Cristo. Tenemos la radio en lugar de la voz de Dios y en vez de ahorrar valor emotivo por meses y años para merecer una oportunidad de gastalo entero por amor, lo subdividimos en cobres y nos excitamos en cualquier quiosco de periódicos, como quien extrae barritas de chewinggum o de chocolate de las máquinas automáticas . Si volviera Jesus lo crucificaríamos en seguida en defensa propia, para justificar y preservar la civilizacion que hemos trabajado y sufrido y matado gritando y maldiciendo con rabia e impotencia y terror por dos mil años para crearla y perfeccionarla a imagen y semejanza del hombre ; si volviera Venus sería un hombre que se mastruba en una letrina de subterráneo mirando tarjetas postales francesas ....
William Faulkner
Las palmeras salvajes .
Pocket edhasa
Photo: Tiane doan na Champassak
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domingo, 22 de abril de 2012
jueves, 12 de agosto de 2010
Horizontes indecentes

Decencia, eso era lo que me decidió. Hace poco descubrí que la haraganería engendra nuestras virtudes, nuestrás más tolerables cualidades ; contemplación , ecuanimidad, pereza, dejar en paz al prójimo; buena digestión mental y física; la sabiduría de limitarse a placeres carnales : comer y defecar y fornicar y sentarse al sol, porque no hay nada mejor , comparable , ninguna cosa mejor en este mundo sino vivir por el corto tiempo en que se nos presta aliento, estar vivo y saberlo ( ah,sí, ella me enseñó todo eso, me marcó también para siempre) nada, nada . Pero hace poco he visto claro, sacando la conclusión lógica , que una de las virtudes primordiales ( ahorro , aplicación, independencia) engendra todos los vicios ( fanatismo, entrometimiento, suficiencia, miedo, y lo peor de todo: decencia) . Nosotros , por ejemplo . Porque el hecho de ser solventes por primera vez, de saber con seguridad de dónde vendría la comida de mañana (el maldito dinero, demasiado : de noche nos quedábamos despiertos planeando cómo gastarlo ; para la primavera ya andaríamos con prospectos de compañias de vapores en los bolsillos) me había esclavizado y entregado a la decencia como cualquiera .
William Faulkner
Las palmeras salvajes
Pocket Edhasa
Ilustración: Paul Cadmus
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