Era una sensación casi olvidada, perteneciente a veinte años atrás , cuando era joven de verdad y conocía el placer , el baile , la carrera, el movimiento armonioso de un cuerpo que obedecía y vibraba y respondía a cada estímulo sin recelos ni culpas . Juan le devolvía esa fresca explosión de juventud. Entre ellos emergía un hueco de silencios que se iba poblando de lenguajes sonoros: agua escondida, cantos de pájaros, mugidos , susurros , vendavales que agitaban las ramas de los árboles . Lenguajes que no necesitan de las palabras enemigas que separan, desunen , confunden ..
La enredadera
Josefina R. Aldecoa
Quinteto
Foto: OropesadeMar by Refusenik
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