domingo, 14 de junio de 2015

Orbita infancia

Antes de encontrarse con la verdadera Antigüedad en los museos y en los países lejanos , a veces, el niño de ciudad entra en contacto con una pequeña cantidad de mitos de segunda mano . Por ejemplo , en la casa paterna , un Apolo de bronce que señala hacia la puerta desde la mesa de escritorio del padre o, en el salón , un busto de Venus , cuyos muñones de mármol se reflejan en un turbio vidrio: extraños seres desnudos de los que no se sabe si están mirando o están apartando la mirada .



Paseos por Berlin 
Franz Hessel
Errata naturae




lunes, 1 de junio de 2015

Un Desaprendizaje

«Dentro de mí hay una batalla constante entre dos lobos» dijo un anciano cherokee a un joven miembro de su tribu. «Uno lucha con el odio y la envidia mientras que el otro lo hace armado de amor, esperanza y felicidad. Está en mí y está en ti y también está dentro de todas las personas del mundo». «¿Y cuál de los lobos ganará la pelea?» preguntó el joven; a lo que el viejo respondió: «Aquel al que alimentes».
Más allá de la filosofía new age que pueda desprenderse de una leyenda india, o de si deberíamos considerar como consejeros vitales a unos señores con plumas y que vivían en tipis hace dos siglos —la respuesta es sí—; lo cierto es que, desde que la Ilustración desterró la amenaza de la muerte y la enfermedad como castigo religioso y la sustituyó por la confianza científica, los seres humanos hemos tomado un camino de vida casi uniforme: la búsqueda de la felicidad. Seguramente no deberíamos sucumbir a la dictadura de la felicidad porque puede tener consecuencias frustrantes pero, desde luego, tampoco deberíamos hacerlo ante el imperio del cinismo y el desánimo.
Quizá no se trate de buscar la felicidad, sino de encontrarla en pequeñas cápsulas de ese concepto tan elusivo que es la diversión. Y digo elusivo porque somos nosotros mismos los que lo acabamos eludiendo. Lo postergamos para después. Después de comer, después de correr, después de trabajar, cuando estemos de vacaciones. Y así, postergando, siempre estamos preocupados. Preocupados por lo que hacemos y lo que nos espera. Por el pasado y por un futuro que nunca llega y, por tanto, nunca nos deja divertirnos. Y es que, en realidad, deberíamos hacerlo constantemente y sin propósito.


Pedro Torrijos - Jot Down Magazine
Foto: Norman Rockweill



sábado, 16 de mayo de 2015

Descifrar la tierra



- Eso que quieren ustedes no se podrá nunca ....
- ¿ Qué queremos?
- Eso de la República.
- Pero ¿ no la tenemos?
- Eso dicen , pero yo no lo creo. ¿De qué iban a vivir los pobres si no hubiese ricos?
- Pero hay ricos demasiado ricos .
- Nunca se es lo bastante rico . Y siempre habrá quien mande.



Las buenas intenciones
Max Aub
Biblioteca el Mundo
Robert Capa



domingo, 3 de mayo de 2015

10

Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos .

Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces .

Entonces , ¿dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste , y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre , siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.





Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Pablo Neruda
Clasicos Castalia 
Foto: Oriol Maspons

viernes, 24 de abril de 2015

Merecedor

Fue del mismo exceso de entusiasmo y, en ocasiones , de ingenuidad que caracterizaban al viaje romántico de donde salieron aquellas grandes protestas posrománticas . El viaje de Baudelaire y La ciudad de Kavafis . Flaubert, en una de sus cartas , hablaba ya de los bárbaros de antaño que abandonaban su país como para abandonarse a sí mismos . Baudelaire y Kavafis llevan más lejos esta idea de huida inútil fuera de uno mismo . Cierto es que Baudelaire no niega los prestigios del viaje:

La gloria del sol sobre el mar violeta ,
La gloria de las ciudades al atardecer ,

pero se atreve a confesar - lo que no hubiera hecho un romántico- que en esos lugares lejanos,

A menudo nos hemos aburrido, igual que aquí.

El aburrimiento, seguramente, era una de las posturas obligatorias del dandismo, pero Baudelaire era más y mejor que un dandi; no ignoraba que su aburrimiento y su angustia eran de esencia metafísica , debidos

(Al) aburrido espectáculo del inmortal pecado

a ese espectáculo que acaba por atormentar a todos los lectores de la historia, obsesionados por la violencia y los crímenes del pasado, y que nos persigue igualmente por las carreteras del mundo contemporáneo en donde se descubren más o menos las huellas de la injusticia social, la estela de mentiras de la impostura publicitaria , las marcas, a menudo irreparables, de la contaminación, las cicatrices o amenazas nucleares .
 Sabemos, además, quizá mejor que nuestros antecesores, que toda impresión es, quizá, subjetiva, y que nos encontramos en todas partes frente a nosotros mismos. Kavafis, que aconsejaba tan magníficamente a Ulises gozar de todas las escalas antes de volver a Ítaca, recuerda asimismo a su viajero, que, de hecho, jamás saldrá de su lugar de origen y que, allá donde vaya, le seguirá su propia ciudad. El hombre de Baudelaire, allá por donde vaya , no hace más que :

(Mecer su) infinito sobre el finito de los mares

Semejante postura es acaso exageradamente sombría ; no tiene en cuenta los beneficios del viaje. Silencia el hecho de que en el hombre, al igual que en el pájaro, parece haber una necesidad de emigración, una vital necesidad de sentirse en otra parte . El mismo Baudelaire, con tanta frecuencia despreciativo de los viajes , reconoció esa necesidad casi irracional que duerme dentro de todos nosotros :

Mas los verdaderos viajeros son sólo los que parten
Por partir; corazones ligeros , semejantes a globos,
De su fatalidad jamás se apartan, 
Y sin saber por qué , dicen siempre : Marchemos!



Una vuelta por mi cárcel
Marguerite Yourcenar
Punto de lectura
Foto; Muhamed Muhausen





martes, 14 de abril de 2015

Decrecer en Paz

En términos sociológicos , el fin del capitalismo de posguerra y la aplicación de las políticas neoliberales ha conducido a un nuevo tipo de relaciones sociales en las que prácticamente todo queda a merced de los caprichos del mercado. La postmodernidad , como época que sigue a la modernidad de posguerra, habría “ acelerado el movimiento de destrucción de los vínculos sociales tradicionales haciendo saltar por los aires la continuidad de las carreras laborales , las relaciones afectivas y familiares o las lealtades políticas. “ Esa dependencia con respecto al mercado , respecto a su lógica irracional , retiene consecuencias incluso en el carácter de los individuos , como muy bien describe la obra del sociólogo Richard Sennet. 
Además , muchos de los fenómenos que nacen como consecuencia de este modelo de sociedad , como el llamado ciberutopismo nos impiden “entender que las principales limitaciones a la solidaridad y la fraternidad son la desigualdad y la mercantilizacion “. Y es que el incremento de la desigualdad y de la mercantilizacion no sólo amenaza las redes que sustentan las comunidades políticas , sino que también merma la capacidad de construir una alternativa al sistema mismo basada en principios diferentes .
En definitiva , el intento de llevar a cabo la utopía del libre mercado autorregulado se corresponde con las necesidades del capitalismo de seguir reproduciéndose sin límites . El pensamiento liberal facilita ideológica y culturalmente la adaptación de las sociedades a tales necesidades , pero por el camino emergen los efectos reales de tales políticas . Y estos no son otros que la inmensa desesperanza y un mundo que se ha abandonado a un consumismo hedónico que materialmente será imposible de mantener en un planeta agonizante . La alternativa necesaria nos llama a activar el freno de  emergencia .




Alberto Garzón Espinosa 
La tercera República .
Ilustración :Bansky
Ediciones península 



martes, 7 de abril de 2015

Elogio de la inmadurez


En este mundo oscuro
no faltará quien diga, con razón,
que eres un inmaduro.
(Madurar es cuestión

de estolidez más que de perfección.)
No caigas, ya maduro,
sobre el suelo durísimo del mundo,
tan muerto y tan seguro.
¡Vuela alto y profundo!
¡Vive la eternidad cada segundo!
Niégate a madurar
de acomodarte al ritmo de la edad.
¡Busca siempre flotar
sobre la realidad!
(Contra la fuerza de la gravedad.)



Catedral de la Noche
Angel Guinda
Olifante, 2015