martes, 22 de diciembre de 2009

Para los arbitrios del tiempo


Así huyó aquel verano, a través de un invierno de vientos veloces, de heladas más penetrantes que la pena, preparándonos para ese último y maravilloso estío que casi no dió tiempo de brindar sus ofrendas a la primavera. Aquel verano que llegó cimbreandose desde alguna latitud remota, largo tiempo olvidada, soñada acaso por primera vez en el Edén , descubierta de nuevo , como por milagro, entre los dormidos pensamientos de la humanidad. LLegó como un rompehielos del espíritu, para anclar frente a la ciudad, con las blancas velas deplegadas como las alas de un ave marina . Ah!, Persigo metáforas que puedan expresar aquella felicidad intensa, rara vez concedida a los amantes ; pero las palabras, que fueron inventadas como primitivas armas contra la desesperación, son demasiado torpes para reflejar la gracia de algo tan apacible, tan perfecto y armónico en si mismo. Las palabras son los meros espejos de nuestro descontento, contienen los enormes huevos no incubados de todas las penas del mundo.

Lawrence Durrell

Clea
pocket Edhasa
foto: Anji

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