martes, 12 de agosto de 2014

Charco

Recuerdo muy bien ese miedo infantil. 
Evitaba los charcos tras la lluvia, 
sobre todo los recientes .
Alguno podría no tener fondo, 
aunque se pareciera a los otros .

Me meto y de pronto me caigo toda, 
comienzo a volar hacia abajo,
y más y más abajo, 
en dirección a las nubes reflejadas
y a lo mejor más allá.

Luego se seca el charco ,
se cierra sobre mí, 
y yo atrabapada para siempre -dónde -
en un grito que sale al aire.

Solamente después llegó el entendimiento: 
no todos los accidentes 
siguen las reglas del mundo, 
y aun si lo quisieran,
no pueden suceder .


Instante 
Wislawa Szymborska
Ediciones Igitur
Foto: William Eugene Smith




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