miércoles, 27 de agosto de 2014

El inextinguible deseo de estar en otra parte

Quisiera salir, pero afuera cae la lluvia, la deprimente, desoladora y negra lluvia meridional, bajo la cual una ciudad ayer blanca al sol a lo largo del mar parece fundirse en un lodo amarillo. Fuera de aquí no existe mas que la lluvia y el cuarto del hotel. Los que viajan sin descanso, los que solitarios vagan, los que se sientan a la mesitas de los restaurantes, frente a un plato y un vaso, y que  apoyan contra la botella un diario doblado, ésos conocen la periodicidad, el retorno normal de las crisis de miseria moral, la enfermedad de la soledad.
Quisiera irme de aquí , pero carezco , pasajeramente, de fuerza para realizar mi deseo, imaginar el lugar que me consuele. Crear ese lugar, o resucitarlo en mi recuerdo, poblarlo con un amado rostro, animarlo con flores, aguas y animales familiares, es un esfuerzo demasiado grande que me será permitido un poco más tarde , quizá dentro de una hora. Mi miseria mental se une a mi pereza física y ahí estoy, flojas las piernas, cobarde el corazón , quejumbrosa , repitiendome en voz baja: "Quisiera irme".



El reverso del music-hall
Colette
Plaza&Janes , Clásicos del siglo XX
Photo: Susan Meiselas



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