martes, 7 de abril de 2009

De vuestro asediado chico trabajador









- Aquí huele a demonios.
- Bueno ¿qué esperas? El cuerpo humano , cuando está confinado, emite ciertos aromas que tendemos a olvidar en esta época de desodorantes y otras perversiones .A mi , en realidad, el ambiente de esta habitación me resulta bastante confortante. Schiller , para escribir, necesitaba en su mesa el aroma de manzanas podridas. Yo también tengo mis necesidades. Has de recordar que Mark Twain prefería la posición supina en la cama cuando componía esos abortos aburridos y trasnochados que los eruditos contemporáneos intentan demostrar que son importantes. La veneración que se rinde a Mark Twain es una de las raíces de nuestro estancamiento intelectual.

Cuaderno gran jefe de Ignatius Relly
JOHN KENNEDY TOOLE
La conjura de los necios
Biblioteca Anagrama

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