Para saber de amor,
para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor.
Que sus misterios,
como dijo el poeta,
son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.
Encerrado en una época oscura y convulsa, el lastre de su educación burguesa y los convencionalismos sociales estuvieron muy presentes a lo largo de su vida. A pesar de eso, Gil de Biedma buscó y encontró la belleza en todos los cuerpos extraños que abrazó , en la sordidez de los lupanares hacia donde se arrastró. Salpicado de amores comprados y preso de una angustia de vivir, nada sabía de este hombre adelantado a su tiempo . Y se merecía un homenaje como éste. Donde su poesía fuera la verdadera protagonista. Aunque se haya tenido que recurrir a la chica de moda como gancho comercial. Jordi Mollá convence y conmueve en "el consul de sodoma" . Delicado lirismo que acompaña estos tiempos de frío.
Que bien escrito, en pocas lineas no se podría explicar mejor. Un acierto ese film...Una poesía maravillosa y profunda.
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